¿Cómo se ha vivido el cooperativismo en México?
Las personas somos cooperativas por naturaleza. Sin embargo, en México, el conocimiento sobre las cooperativas no es muy extendido. Las primeras cooperativas modernas surgieron en 1844 en Inglaterra, cuando un grupo de personas decidió organizarse para mejorar su alimentación, ya que los negocios tradicionales buscaban rentabilidad y no necesariamente el bienestar alimenticio de las personas. Desde entonces, el cooperativismo ha tenido presencia en México.
Con la Revolución Mexicana, se decidió repartir la tierra de manera social. Los ejidos y comunidades representan una gran proporción de tierra entregada a propietarios colectivos, no individuales. Este esquema ha funcionado y ha tenido sus intentos en los últimos 100 años, aunque en algún momento se nos hizo creer que no funcionaba. ¿Por qué dejarlo en manos de lo social? Es muy complicado ponerse de acuerdo entre tantas personas, mientras que con el capital se puede resolver el tema de alguna manera.
La imagen del cooperativismo y de la economía social se ha deteriorado por diversos factores. En primera instancia, muchos ejidos no cumplieron con las expectativas propuestas en la gran mayoría de los casos. Sin embargo, eso no significa que no hayan funcionado. Cuando revisamos las empresas y emprendimientos, sabemos que el porcentaje de supervivencia es de cinco años, lo cual es bajo. Los ejidos también funcionan en una proporción baja, pero hay un tema muy interesante en nuestro país: el 53% del territorio nacional es propiedad social.
En los años ochenta, las cooperativas, especialmente las agroalimentarias lácteas, experimentaron un notable auge. Sin embargo, en los noventa, un cambio político transformó a las cooperativas en un mecanismo para distribuir recursos gubernamentales hacia ciertos líderes específicos. Esto provocó un grave declive del cooperativismo en México, haciendo que las cooperativas no fueran tan sólidas como en otros países. Las cooperativas se acostumbraron a depender del apoyo gubernamental en lugar de generar rentabilidad económica. Mientras tanto, los empresarios se esforzaban diariamente por vender, mejorar e innovar, lo cual no favoreció a las cooperativas. Posteriormente, durante la etapa del neoliberalismo económico, se promovió la entrega de prácticamente todo al capital privado, confiando en que la “mano invisible” regularía el mercado. Desafortunadamente, en México, esto dio como resultado pocas oportunidades y surgieron regulaciones que impidieron el crecimiento de las cooperativas.