El tema de ser emprendedor siempre ha sido controvertido. Aprendí en mi casa ya que mi
papá, a la edad de 50 años, dejo de ser empleado y decidió ser emprendedor sin terminar
la preparatoria. Yo tenía 12 años y vi a un hombre que luchó por sus sueños para sacar a
su familia adelante; fue cuando decidí ser empresario. La invitación es que la gente se
anime a tratar de ser empresario.
Los grandes ejecutivos necesitamos gente buena, trabajadora y creativa. Ahora más que
nunca comienza a haber ideas disruptivas, jóvenes que tienen formas de pensar muy
diferentes. Pero hay algo que es básico. Siempre que uno encuentre algo que se puede
mejorar, ya sea servicio mal prestado o actividad, hay una gran oportunidad de ser
empresarios. Para lograrlo no hay que ser un genio, hay que trabajar mucho.
Para ser emprendedor hay que tener algunas veces dotes de líder. Yo tuve la virtud de
saber liderar equipos, pero todavía sigo aprendiendo de mucha gente y cuando alguien
me pide un consejo, siempre tengo el tiempo, disposición y ganas. Muchas veces
aprendes más cuando estás dando consejo que cuando lo solicitas.
Fundé AMPM porque quedó muy claro que yo tenía que ayudar a México y generar
progreso en las familias mexicanas. Mientras más gente ayudes, mejor sociedad vas a
tener. Tomar decisiones es como aventarte a la alberca cuando el agua está fría; o si no
sabes nadar y la alberca es muy honda. Son decisiones que
mientras más jóvenes se toman es más fácil equivocarte, pero también es más fácil
levantarte.
Siempre es el momento adecuando, hay que jugársela en la vida. Ser empresario significa
esfuerzo y excelencia. La vida de los negocios es un péndulo, puedes estar de un lado o
del otro, muy bien o muy mal; hay que actuar, manejar siempre la empresa como si
estuviera en crisis. Si piensas nada más en ti y en sacar provecho, el boomerang no
regresa. Hay que vivir con humildad.
Pablo Moreno Valenzuela
CEO de Grupo AMPM