Nosotros somos una empresa que ha trabajado mucho en el empoderamiento y hemos
tenido una tasa de crecimiento enorme. Todos los años traemos un programa para
delegar responsabilidades y empoderar a las personas. Cuando tienes una crisis le quitas
el empoderamiento a mucha gente y se transfiere al equipo de crisis porque hay que
actuar muy rápido.
Una cosa muy importante es escuchar. Nadie tiene la verdad, pero hay que ser flexible.
Dejas de empoderar a las partes bajas y empoderas a las partes altas de la empresa para
lidiar con la crisis, pero el gran reto es regresar al empoderamiento de nuevo. Ese juego
de empoderamiento es fundamental. El problema es que el ser humano se acostumbra, al salir de la pandemia lo que mas me ha costado es regresar el empoderamiento.
Se trata de escuchar a las personas para ver cómo debemos hacer las cosas. Pasar
tiempo escuchando a la gente. Si el empoderamiento no está donde se encuentra el área
de ejecución, es muy difícil trabajar en el día a día. Contamos con un trabajo permanente
de la cultura organizacional, así como un permanente código de ética.
A veces, al elegir a tus directivos, es difícil saber los valores de la persona. Se ha vuelto
un gran reto evaluar valores. Siempre hay un factor de riesgo en estas evaluaciones y no
todo es perfecto, pero tratas de buscar la perfección.
Para ser el mejor debes conformar equipos con la mejor gente, con aptitudes
profesionales, pero también humanas. En segundo lugar, se debe tener la capacidad para
liderarlos y hacerlos trabajar en equipo; ese es el arte más difícil, la capacidad de
balancear y contrabalancear las opiniones dentro de un equipo. En tercer lugar, hay que
trabajar como nunca, dedicar muchas horas de ti y de tu equipo directivo.
La globalización exige ser el mejor y nos hizo ser mejores con lo que hacemos. Una
persona que no se esfuerza por ser mejor no es un mejor profesional y una mejor
persona.
Enrique J. Beltranena
CEO de Volaris