La intuición se puede desarrollar. Eventualmente, podemos llegar a ser muy buenos en un concepto que es la inteligencia intuitiva.
¿Cómo podemos ir desarrollándola? La inteligencia intuitiva está presente en nuestro día a día y en nuestra persona. Los grandes investigadores del tema afirman que existe. Podemos considerarlo como un proceso gradual, pero sobre todo, hay tres elementos que debemos desarrollar y de los cuales debemos ser conscientes:
El primer elemento es nuestro “músculo intuitivo”. La analogía es similar a los músculos de nuestro cuerpo: mientras más lo desarrollamos, más fuerte se vuelve. En este caso, se trata de fortalecer nuestra intuición. ¿Cómo logramos esto? Principalmente, a través de la experiencia. La intuición de la experiencia, también conocida como “intuición experta”, se relaciona con el conocimiento acumulado a lo largo del tiempo. Un elemento crucial es el feedback. Al enfrentarnos a diferentes escenarios, debemos no solo visualizar lo que podemos obtener, sino también reflexionar conscientemente sobre lo que estuvo bien y lo que estuvo mal en nuestras decisiones.
El segundo elemento es conectar con nuestras emociones y sensaciones. La intuición no solo se comunica a través de la mente, sino también del cuerpo. Identificar y ser consciente de estas señales no siempre es una cuestión de emociones; a veces, es una sensación que debemos percibir en el momento. Practicar la autoconciencia y estar presentes nos ayuda a desarrollar esta habilidad.
El tercer elemento es saber cuándo debemos escuchar nuestra intuición y cuándo no. En decisiones más tácticas, donde existen procesos analíticos o caminos preestablecidos, la intuición puede no ser necesaria. Sin embargo, en escenarios estratégicos, donde no hay una receta garantizada para el resultado esperado, debemos sintonizarnos con cómo nos sentimos en el momento.