Alicia, una joven de Mexicali en la década de los 60, eligió estudiar Ingeniería Industrial con especialidad en Química, porque tenía talento para ello, pero también porque era de las carreras que se impartían en su ciudad y, de esta manera podía mantenerse cercana a su familia, como dictaban los estándares de su tiempo.
Los años de carrera le resultaron complejos, pues la temática parecía no estar alineada a su propósito, hasta que un día, uno de sus profesores le dijo: «Te vas a graduar joven, con sólo 21 años. Quizá esta etapa de tu vida sea únicamente un medio para el resto de lo que será tu trayectoria». Alicia afirma que estas palabras le abrieron el mundo y la inspiraron a hacer mucho más.
Inició su desarrollo profesional en una maquiladora, donde descubrió que «el mundo real, no era el académico ni el familiar» en el que ella había vivido. Era la única mujer directiva de la empresa, a su cargo se encontraban mujeres con un horizonte de vida muy distinto al suyo, pues no contaban con estudios universitarios. En el trato diario, Alicia quedó impresionada ante las pocas oportunidades que tuvieron estas mujeres que, a pesar de todo, se capacitaron para acceder a ese empleo y se esforzaban cada día para aportar a sus familias. Entonces supo que necesitaba empoderarlas, hacerles ver hasta dónde podían llegar. Eso implicó que Alicia se sentará a negociar con los dueños de la empresa y les hiciera ver que su talento necesitaba mejores condiciones y un plan de carrera. Para su sorpresa, lo consiguió.
Este triunfo sembró en ella el interés de estudiar más y prepararse mejor, para crecer como persona, como líder y hacer algo por su comunidad. Pensaba en estudiar una maestría en Estados Unidos con una temática similar a la de sus estudios universitarios, cuando de pronto, un amigo suyo le comentó sobre una escuela de negocios de reciente apertura en la Ciudad de México llamada IPADE: «me mostró un folleto muy bien documentado, con distintos temas de interés e, incluso, un formato para enviar tus datos por si querías aplicar. Me llamó la atención que mencionaban la importancia del factor humano, justo la temática que más coincidía con mis motivaciones en el entorno laboral».
Alicia investigó sobre esta opción educativa y optó por enviar su solicitud. Unos días más tarde, le llamaron para agendar una entrevista y, posteriormente, hacer un examen de admisión. Pasó ambos filtros de manera exitosa. Con apoyo de una beca consiguió inscribirse en el siguiente escalón de su carrera profesional: el Full-Time MBA (MEDE) de IPADE Business School.
En ese momento no lo supo, pero ella estaba haciendo historia, pues fue la primera mujer en inscribirse y la única en la generación inaugural de este Programa. «El primer día, llegué al aula, me senté y sólo vi entrar hombres al aula. ¡Esperaba con ansias que llegaran las compañeras!
Hasta que inició la sesión y comprendí que únicamente sería yo. Esto me hizo exigirme el doble, estudiaba horas extras de contabilidad con mi hermano contador para estar a la altura».
Con esfuerzo y dedicación, Alicia concluyó su maestría. Está convencida de que esos dos años de estudio cambiaron su modo de ver la vida para siempre. «Lo que yo encontré en IPADE fue que toda la gente que trabajaba aquí estaba preparada para llevar, a cada persona que formaban, lo más lejos que se pudiera, eso es un gran privilegio y un regalo del cielo».
También, considera que la maestría le permitió formarse en lo que ya era su pasión: «Desde que estudiaba la maestría pensé en dedicarme al factor humano. Resultó que de hecho tenía facilidad para ello y me especialicé en desarrollo organizacional. Averiguaba con la gente qué hacían, qué les gustaría hacer, cómo podían enriquecer a la empresa desde donde estaban, cómo podían hacer un mejor equipo de trabajo.
La gente se abría y me lo comentaba, no suponía para mí un gran esfuerzo». Este talento para acercarse a las personas, lo ha potenciado a lo largo de su carrera, participando también en diversas asociaciones civiles y filantrópicas, como la Casa de la Amistad. En una charla con istmo, Alicia menciona que hoy, más de 50 años después de su paso por IPADE Business School, se enorgullece de ver muchas mujeres en los pasillos y en las aulas de su querida escuela de negocios. «Sin duda, es un IPADE mucho más maduro. Estoy muy orgullosa de ser egresada».
PUBLICADO ORIGINALMENTE REVISTA ISTMO