Hoy, las empresas consideradas como buenos lugares para trabajar se enfocan en la experiencia tanto de los candidatos como de los colaboradores. Para lograr esto, las empresas deben implementar prácticas en dos vertientes principales: el bienestar y el desarrollo de las personas dentro de la organización.
Esto se logra mediante recursos específicos, como la etapa de reclutamiento y el proceso de incorporación (onboarding), que marcan el inicio del recorrido de las personas dentro de la empresa.
Los buenos lugares de trabajo se perciben desde el momento en que las personas experimentan un proceso de selección eficiente.
Además, la evaluación del desempeño debe realizarse de manera periódica, con sesiones de escucha y retroalimentación. Un buen lugar para trabajar no puede pasar por alto las opiniones de sus colaboradores y debe estar dispuesto a realizar ajustes según sea necesario.
Los incentivos a la innovación también son importantes. Los buenos lugares de trabajo fomentan la participación de los colaboradores en la generación de nuevas ideas, y estas ideas se toman en cuenta.
En la actualidad, los buenos lugares para trabajar priorizan la flexibilidad y la salud mental de los empleados. Las empresas deben comprender la importancia de equilibrar la vida personal y profesional de cada individuo, ya que este equilibrio se refleja en términos de productividad.
Todas estas prácticas no solo van a contribuir a un entorno laboral positivo, también se van a convertir en una clave para el éxito a largo plazo de cualquier organización.
Las empresas hoy se están enfocando en la fidelización de talento, combatir la rotación y promover el bienestar integral de sus colaboradores. Estos tres conceptos se pueden resumir en una sola palabra: experiencia. Hoy las personas están en busca de experiencias dignas de contar en todos los ámbitos de su vida.