El cambio es una palabra que usamos todo el tiempo. En las empresas se pone de moda cada vez que hay algún tipo de incentivo económico tecnológico, hay que cambiar, tenemos que estar bien el cambio, etc. Sin embargo, es muy difícil, hay dos elementos clave que vale la pena aprender. Por que el cambio, salvo en las etapas primarias de la vida, no es algo que nos guste. Imagínate que has construido algo: una empresa, un proceso, un sistema, un equipo de trabajo, un producto y dicen que tienes que renunciar, que tienes que dejarlo atrás, que tienes que simplemente dedicarte a otra cosa. Se dice muy fácil, pero no es fácil, es muy complejo. Equivalente al duelo o la pérdida de algo cercano a ti.
Cuando hemos construido algo, el cambio nos cuesta trabajo. Las rutinas, las cosas que hacemos todo el tiempo se van incorporando a nuestra definición personal como individuos. Por ello, el cambio nos cuesta trabajo, precisamente porque se trata de rutinas y eventos que hemos incorporado a nuestra definición personal, a nuestra identidad. También es cierto que los incentivos juegan a veces en contra.
Existen dos elementos claves para entender la propensión al cambio, o al contrario, a nuestra resistencia para cambiar. Tiene que ver con dos fuerzas en nosotros, con la realidad en un estado actual, el cambio a un estado implicaría un estado final distinto, en el cual nos vemos y nos percibimos de manera muy diferente a como estamos en el momento actual. Para poder movernos de un lado a otro estas dos fuerzas deben estar balanceadas.
Una fuerza de repulsión tiene que dar una fuerza que nos invite, que nos motive a dejar el estado actual, a salir de ahí de la misma forma y magnitud. Tiene que dar una fuerza que nos atraiga así el estado final al que podemos llegar. Esa es fuerza de atracción, a veces las confundimos y pensamos que con que exista una de las dos es suficiente para movernos y lamentablemente no funciona así. Necesitamos que existan las dos fuerzas y que estén balanceadas.
Cuando tenemos que cambiar, cuando vamos a dejar una situación que hemos construido y con la cual estamos vinculados y hemos incorporado nuestra identidad, es importante balancear estas 2 fuerzas; que verdaderamente exista una situación que tanto racional, como emocionalmente y estas nos impulse a movernos, impulse a salir de ahí, una verdadera fuerza de repulsión y que de la misma forma exista una fuerza de atracción equivalente y balanceada que nos lleve al cambio. Si se juntan las dos, el cambio será de una manera mucho más natural y más permanente. Nos permite movernos sin tener esta situación de desbalance.