México actualmente es objeto de atención en diarios internacionales, revistas internacionales y programas a nivel global. El país se encuentra en el centro de atención mundial. Este país ha experimentado un antes y un después desde la implementación del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre México, Estados Unidos y Canadá. Esto también se aplica a la equidad de género y al avance de las mujeres en el sector empresarial.
Sin embargo, tener una mujer en la presidencia, lograr equidad en el congreso y contar con un gabinete paritario no garantiza automáticamente el avance de la equidad en las políticas públicas. La equidad es una cuestión de voluntad y de trabajo conjunto entre la academia, la sociedad civil, los empresarios, los gremios empresariales y, sobre todo, las empresas. Es fundamental establecer políticas e instituciones que verdaderamente impulsen a las mujeres en la vida pública.
Si bien tener una mujer en la presidencia de la República y lograr paridad en el gabinete es un paso importante, no asegura por sí solo que se implementen políticas públicas con una visión de equidad. Esto va más allá de la equidad de género e incluye también la equidad para las minorías. En México, el 85% del producto interno bruto proviene de las pequeñas y medianas empresas (PYMES). Por lo tanto, no debemos pensar que solo los grandes empresarios son quienes dirigen el país. Es crucial apoyar a los pequeños empresarios, especialmente a las mujeres que necesitan capital, crédito y oportunidades. Debemos crear un entorno propicio para su crecimiento.
La pandemia ha causado un retroceso significativo en el mundo en términos de equidad. Las mujeres, en su mayoría, dejaron de trabajar para cuidar a enfermos y niños. Aún tenemos mucho camino por recorrer. Es hora de hablar más sobre el talento y reconocer el papel fundamental de todas las mujeres. Necesitamos hablar el mismo idioma y trabajar juntos para lograr una sociedad más equitativa.