En cuanto a la empresa como agente de cambio social, es crucial destacar la relevancia del trabajo dentro de la organización. Reducirlo únicamente a la obtención de bienes resulta insuficiente. En este contexto, el trabajo se presenta como una oportunidad para el desarrollo de habilidades, la formación de hábitos y la creación de vínculos que pueden trasladarse a otros ámbitos, como la familia, la educación o incluso el propio Estado. La empresa ofrece un espacio propicio para que las personas potencien sus talentos y virtudes, además de establecer relaciones sociales que contribuyan a su crecimiento personal y colectivo.
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