El Director General de una empresa no tiene como única labor la toma decisiones en una organización. Parte fundamental de su trabajo es construir dicha organización.
Por otro lado, la autoestima, o aprecio y confianza que se tiene de uno mismo, juega un papel muy importante en el desarrollo de una persona. Es por ello que particularmente para el Director General de una empresa, el impacto del autoestima en su desempeño puede afectar a toda la organización.
La relevancia de la autoestima de un Director General en una empresa
Hablar de autoestima en una persona es casi tan relevante como hablar de su inteligencia. Al momento de tomar una decisión, el estado anímico y el nivel de confianza que una persona tiene de sí misma, afectará de manera directa su evaluación de la situación y la manera como desea enfrentarla. En el caso de un director, sus decisiones van modelando la estructura y la estrategia de la organización que preside. De esa forma sus colaboradores van aprendiendo también y van perpetuando una determinada cultura.
La personalidad y actitudes del Director General siempre se verán reflejadas en la compañía. En mayor o menor medida, todos los ideales, aspiraciones y valores de esta figura, son transmitidos al resto de la organización; su imagen es tan relevante que puede llegar a provocar el declive de la empresa, debido a la falta de confianza y estabilidad dentro de la misma.
En el caso particular de la toma de decisiones consideradas de riesgo, es el director quien determina la manera en la que la firma responderá a los desafíos de acuerdo a su particular manera de pensar. Si el director es impulsivo y reactivo, las decisiones serán arrebatadas y la organización será más susceptible a las pérdidas. Esto sucede en ocasiones cuando existe un exceso de autoestima: cuando la valoración sobre las propias capacidades no es objetiva y se asume el director como mejor de lo que es.
Un tema que se ha abordado en múltiples foros es cómo la falta de humildad en el director, antecede enormes fracasos y hasta casos de fraude, como sucedió en el caso de Enron. La soberbia comienza a detectarse por la cantidad de ocasiones en que el director utiliza el pronombre: “yo” en sus oraciones (o por el tamaño y frecuencia con que sus fotografías aparecen en comunicaciones internas y externas de la organización).
Por otro lado, cuando el director es timorato e indeciso, comienza a postergar decisiones importantes, a bloquear las iniciativas de sus subordinados, a detener proyectos e innovaciones necesarias para el crecimiento o superviviencia de la empresa. Un director indeciso genera enorme frustración entre sus colaboradores y ahoga a la organización. Esto puede revelar una baja autoestima en el director, quien teme equivocarse y con ello frena a toda la organización.
Siempre será de suma importancia que la empresa cuente con una persona capaz de canalizar el liderazgo, separar las emociones personales y concretar las ideas, ya que éstas serán las que repercutirán a lo largo de la organización.
Detectar y solucionar a tiempo los problemas relacionados con la autoestima en la Dirección
Desafortunadamente el director general no tiene pares en la empresa, no cuenta con equipos de trabajo de la misma jerarquía con quien pueda comparar y discutir sus ideas y decisiones, y por ello, es complicado determinar aciertos y errores en su actuar. Sus colaboradores y quizá los miembros de su Consejo pueden detectar ciertas variaciones en su autoestima, pero es necesario un diálogo asertivo y continuo para darse cuenta de ello. Para determinar a tiempo si un Director no tiene un autoestima saludable, un coach puede resultar útil.
Son muy pocas las empresas que se dan a la tarea de atender este tipo de situaciones. En primer lugar porque se considera un tema de índole “personal”, y en segundo, debido a que se supeditan a los resultados económicos: si la empresa va bien durante algún tiempo, suelen “perdonarse” los erráticos comportamientos del líder, como aconteció en Lehman Brothers y también en Enron.
El líder, al asumir la posición de dirección, compromete sus emociones también en la tarea, por lo que no atenderlas resulta imprudente y miope. La autoestima en la persona que forma parte de la Alta Dirección juega un rol crucial, pues no sólo afecta a los asuntos relevantes y urgentes, sino que modela también el largo plazo y la cultura organizacional. Es indispensable determinar y encontrar medidas saludables que mantengan al Director General de una empresa en constante comunicación con personas de confianza, capaces de intervenir con sugerencias o comentarios positivos y negativos respecto al accionar de éste.
Mantener el equilibrio y estabilidad en la Alta Dirección, no es imposible; requiere del compromiso de los directivos para desarrollar políticas y acciones enfocadas en promover el bienestar general que respondan con ánimo y disposición a las necesidades globales de la organización.