Para vivir una vida con sentido se necesita un proyecto de vida; es decir, un mapa estratégico que nos permita hacer vida nuestro propósito.
Para esto es importante considerar el riesgo del relativismo o el alejamiento de nuestra realidad; es decir, convertirnos en soñadores, o construir castillos en el aire, pensando que el futuro depende solamente de lo que imaginemos o de nuestras ocurrencias del momento.
De hecho, cualquier iniciativa genuina y seria por descubrir debe partir de un autoanálisis que nos lleve a conocernos y aceptarnos como realmente somos. Para vernos como realmente somos; no como los demás creen que somos. Ese autoconocimiento sin caretas, siendo brutalmente honestos con nosotros mismos, es un paso previo indispensable al empezar la búsqueda de tu misión.