Cada encuentro con una persona, independientemente de su pobreza espiritual, racional o material, nos permite valorar más a los demás. En una sociedad que aspira principalmente a bienes materiales, debemos aspirar a bienes más elevados, como la paz, la seguridad, el servicio a los demás y los valores espirituales.
Cristian Mendoza Ovando
Profesor y doctor en Teología Dogmática por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz