El humor y la vida
Las profesoras Jennifer y Naomi sostienen que el sentido del humor no es solo un incidente afortunado, sino una elección consciente y un estilo de vida. En lugar de esforzarse por ser graciosos, nos invitan a encontrar alegría en lo cotidiano y a hacer la vida más placentera para los demás. Este enfoque humaniza las relaciones interpersonales y se basa en una virtud fundamental: la humildad. Grandes pensadores como Tomás Moro y Gilbert Chesterton han demostrado que el humor y el humanismo van de la mano.
La importancia del juego
El humor también está intrínsecamente relacionado con el juego. Fernando Sarráis, psiquiatra y autor español, en su libro “Aprendiendo a Descansar”, destaca que el juego fomenta actitudes optimistas, claridad de pensamiento y rapidez mental. Esta actitud lúdica es esencial en el entorno laboral, donde a menudo se confunden el trabajo y el juego. Las autoras de Stanford enfatizan que el humor debe señalar verdades de manera sorprendente, creando un ambiente distendido y accesible.
La verdad detrás del humor
Un aspecto crucial del humor es su capacidad para revelar verdades a través de la incongruencia. Un ejemplo ilustrativo es la broma de Carlos Llano a Arturo Picos, donde el contraste entre lo sensato y lo ridículo genera un ambiente agradable y accesible. Este tipo de intervenciones no solo provocan risas, sino que también fomentan la conexión entre las personas.
Doctrina y disciplina
Para que el humor funcione en el ámbito empresarial, es necesario contar con dos muros de contención: doctrina y disciplina. Tener ideas claras y estándares de calidad permite que el juego tenga muros de contención. Si removemos estos muros de contención, se acaba el juego. Lo mismo pasa en la vida con los adultos: si no hay doctrina, si no hay estándares, si no hay ideas claras, no hay juego y no hay carcajada. Cuando hay ideas claras, este contraste es muy evidente y es motivo de carcajada y paradoja.