Aunque nos cueste reconocerlo, todos, de una u otra forma, emitimos juicios con base en nuestros prejuicios. Partiendo de esta realidad, vale la pena preguntarnos ¿Cuáles son aquellos prejuicios bajo los que juzgamos? Y sobre todo ¿de dónde vienen?
Muchos de ellos se originaron en la familia, en nuestro entorno social, en nuestra educación, y en general en la visión del mundo en que crecimos y vivimos. “Yo soy yo y mis circunstancias” decía Ortega y Gasset. En otras palabras, nuestra percepción de las cosas no siempre es objetiva, y está impregnada de nuestra realidad. Por eso se dice con frecuencia que no vemos las cosas como son, sino como somos.
La realidad es que nuestros prejuicios tienen una gran influencia en nuestra forma de ver y estar en el mundo, y sobre todo a las personas que se cruzan por nuestra vida.
Por eso es importante tomar conciencia de ellos, no solo para identificarlos, sino para entender cómo afectan nuestra percepción de la realidad y de los demás.