A veces nos pasa que cuando entendemos que no podemos controlar el mundo, volcamos nuestras ansias de control en las cosas y personas que tenemos cerca, queriendo dominar y mandar sobre todo y todos. Nos convertimos en “control freaks”, o “controladores obsesivos”, pretendiendo que nada se desequilibre en el mundo perfecto que creamos a nuestro alrededor.
Hugo Cuesta Leaño
CEO de Cuesta Campos Abogados y conferencista invitado de IPADE