Existen razones prácticas y razones de principio muy importantes para establecer un Consejo de Administración en las empresas familiares. Conoce más aquí.
El vínculo entre socios o dueños y la Dirección de una empresa es, obviamente, la figura de un Consejo de Administración. Cuando hablamos de institucionalizar a las empresas familiares, nos referimos a instituir un Consejo de Administración profesional y formal.
Existen razones prácticas y razones de principio muy importantes para establecer un Consejo de Administración en una empresa familiar. Un punto es que, si bien el fundador es director general y dueño del negocio, lo que le da la cualidad de hacer con su empresa lo que se le dé la gana.
Nuevos intereses y dudas en la administración de empresas familiares
Al darse la sucesión legal por la vía testamentaria o por donación, las personas que heredan sus acciones adquieren derechos sobre la parte proporcional que dichas acciones representan. Con ello, empezarán a tener intereses, preguntas o inquietudes que deberán ser atendidas. En este punto, el director general debería enfocarse en hacer lo que le corresponde para no perder el foco. Si opta por atender directamente a todos los dueños de la empresa, acabará por convertirse en una especie de director de Relaciones Públicas con los inversionistas.
De ahí la importancia de contar con una Junta de Accionistas. Este es el órgano máximo de cualquier negocio o empresa mercantil en el que se depositan ciertas facultades para pedirle cuentas al director general. Aunque el director general tenga acciones, no es el dueño único y tiene que responder ante los demás dueños. Por ello, hay que poner orden en esa dinámica.
Un órgano que vigila el cumplimiento de objetivos
La función del Consejo de Administración, sean empresas familiares o no, es sancionar y avalar las estrategias y las decisiones trascendentes que impacten al negocio de manera significativa. Esto debe cumplirse con independencia de que se trate de una fusión, el contrato de un crédito importante o un proyecto de inversión que implique destinar recursos al negocio u otros.
Estas decisiones no las toma el director general de manera aislada, sino que las somete a este Consejo de empresas familiares para que delibere sobre el futuro del negocio y los intereses de los dueños.
Otra de sus funciones es la de nombrar y, en su momento, ratificar al director general en su puesto, de acuerdo a sus capacidades y cualidades. Además, es el órgano encargado de revisar los resultados obtenidos en el cumplimiento de esa encomienda.
En general se dice que un Consejo de Administración cumple con tres funciones básicas: regular la iniciativa, el dinero y el poder. Cuando sólo está el dueño, él asume esa responsabilidad. Es el dueño absoluto del patrimonio y el poder. Al faltar el fundador hay que asegurarse de que esos tres elementos sigan presentes, y se interrelacionen de manera adecuada para estar al servicio del negocio y de los dueños en consecuencia.
Por tanto, el Consejo de Administración en empresas familiares, además de regular y ordenar las acciones de la empresa, evita generar fuentes de conflicto, de roces o de desenfoque que terminan por afectar al negocio