“De acuerdo con diversas investigaciones, en Qatar han fallecido miles de trabajadores que participaron en las obras de construcción para el Mundial de Futbol 2022 debido a las malas condiciones laborales que enfrentaban, ¿qué podemos aprender de esta realidad para un contexto como el mexicano?
El Mundial de Fútbol en Qatar nos ha dejado muchas sorpresas y emociones a nivel deportivo, sin embargo, hay otro ámbito en el que también será recordado y del cual deberemos de aprender: los cuestionamientos que se han hecho en los últimos meses sobre las condiciones de trabajo ofrecidas para la construcción de la infraestructura para este evento.
El periódico británico The Guardian realizó una investigación que concluye que a causa de las malas condiciones laborales desde que comenzaron las obras para el Mundial han fallecido APROXIMADAMENTE 6,500 TRABAJADORES. Por su parte, Amnistía Internacional realiza estimaciones mucho mayores, por encima de los 15,000 trabajadores fallecidos.
Más allá de los señalamientos que manchan la imagen de uno de los torneos internacionales más importantes, estos acontecimientos nos permiten reflexionar sobre nuestra propia situación como país. Considerando los datos del Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS), en México se presentan en promedio 400,000 ACCIDENTES DE TRABAJO AL AÑO, de ellos, en promedio, ocurren 1,300 defunciones al año, lo representa cuatro defunciones por día, aproximadamente.
Estas estadísticas nos obligan a reflexionar sobre las condiciones de trabajo que ofrecemos y las acciones que realizamos para promover ambientes de bienestar con nuestros colaboradores. David Michaels, quien fuera Subsecretario de Trabajo para Seguridad y Salud en el Trabajo en Estados Unidos, comenta que ha revisado diversos ejemplos en donde los accionistas y directivos, con el objetivo de aumentar los beneficios económicos, deciden enfocarse en una agresiva estrategia de reducción de costos, lo que lleva en muchos casos a que su programa de seguridad se deteriore. Esto genera, como consecuencia, que se retrasen las reparaciones y mejoras necesarias en la operación, se pospone o se cancela la capacitación de los trabajadores y se pasan por alto o se omiten las evaluaciones de riesgos de trabajo.
Con el objetivo de evitar que estas situaciones se repitan en más empresas, Michaels brinda las siguientes recomendaciones:
Todo parte de la cabeza. Todos los líderes deben creer y mostrar con su ejemplo que la seguridad de cada individuo es lo más relevante para la organización. Para lograr esto, todos los líderes deben estar familiarizados con la naturaleza de la operación y los posibles riesgos potenciales. Además, ayuda que los líderes se involucren en las consecuencias existentes al presentarse un accidente, ya que esto le manda a la operación un mensaje claro sobre la relevancia de la seguridad.
Establezca los incentivos adecuados. A medida que la seguridad se va deteriorando, la calidad del producto y el desempeño en la operación se ven afectados. Es por esta razón que todos los indicadores vinculados a la seguridad en el trabajo y el bienestar deberán ponerse al mismo nivel que los de calidad, productividad y eficiencia.
No culpe al trabajador, cuestione el sistema. El camino más eficaz para prevenir accidentes de trabajo es considerar los errores humanos como las consecuencias más que como las causas. Lo importante no es quién cometió el error, sino entender cómo y por qué se generó, y definir acciones de mejora institucionales para que no vuelva a suceder.
Adopte un sistema de gestión de la seguridad y el bienestar. Promover la seguridad y el bienestar requiere que se aplique un proceso sistémico para encontrar y corregir los peligros en el lugar de trabajo. Para tener éxito, estos sistemas deben incluir el apoyo de los líderes y la participación de los trabajadores, así como procesos de control para identificar, evaluar y prevenir los riesgos, además de esfuerzos continuos de capacitación y formación.
Apertura para escuchar. Por último, es fundamental que los líderes promuevan una cultura de apertura para que los colaboradores puedan expresar su sentir sobre las condiciones de trabajo y los posibles riesgos que identifican. Sin apertura, no hay posibilidad de identificar errores, y sin este proceso no es posible mejorar y poner los medios para que no se vuelvan a presentar.
Todos los líderes de las organizaciones deben reflexionar sobre el significado y la importancia que tiene la seguridad en el trabajo. Cada uno debe reconocer que la seguridad es una propuesta de valor y que la gestión de ésta se encuentra estrechamente vinculada con la excelencia operativa. Cada líder debe recordar que tratamos con personas cuya dignidad es invaluable y, por lo mismo, es nuestra obligación asegurar su bienestar y seguridad.
PUBLICADO ORIGINALMENTE EN EL ECONOMISTA”