Un error común, es confundir la felicidad con placer. Existe un filosofía completa, el hedonismo, que sostiene que nuestro fin en la vida es obtener sensaciones agradables. El placer es un mecanismo orgánico que hace disfrutables las cosas necesarias: como comer, beber o dormir; pero que al buscarlo como un fin resulta profundamente insatisfactorio.
Las personas que viven para el placer reciben cada vez menos satisfacción por las mismas dosis de incentivo y pueden caer en excesos de los que es difícil escapar. La felicidad tampoco es bienestar. Igual que el placer, el bienestar bueno y deseable, es un estado de salud físico, propio de un animal sano, en donde lo físico y mental realizan sus funciones de manera adecuada. La búsqueda del bienestar es válida, pero insuficiente. ¡El hombre es mucho más que un montón de órganos!