Cuando termina un sexenio es importante hacer balances, tratar de entender cuáles son los ajustes y las preocupaciones que tiene la gente y que tiene el mercado. Cuando revisas la economía casi por sus componentes: exportaciones, consumo, inversión, finanzas públicas; uno encuentra historias interesantes.
En la parte de exportaciones podemos decir que nos fue bien, ya que hubo una tasa de crecimiento promedio del 9% durante los primeros 4 años de la administración. Esto refleja una agenda de 25 años de competitividad y que se ha logrado consolidar como un actor global sistémico importante.
Un periodo importante a considerar es entre marzo y junio del 2020, momento en el que México logra una apertura que acredita su resiliencia. Las exportaciones han perdido acreditación en lo que va de año, pero parte de lo que comienza a vislumbrarse en EUA tiene que ver con el macro panorama de nuestro país. Estamos atravesando un momento geopolítico muy importante.
También encontramos un sector de consumo muy resiliente a la pandemia, por lo que este año se podría ver mejor que todos los anteriores en la presente administración. Una inversión que se veía muy mal en los primeros cuatro años ha tenido un repunte incluso a doble cifra: una postura macro con una tasa de interés por arriba de lo que se hubiera esperado, además de una inflación subyacente y un tipo de cambio apreciado.
En términos generales se trata de un panorama con buenas finanzas públicas, con un contexto político muy promisorio y con historias importantes que contar en todos estos sectores. Parece que las oportunidades son más grandes que los riesgos de nuestro país, pero también las preguntas son claras; el que las oportunidades se materialicen dependerá de cuáles son las respuestas.
Las finanzas públicas se ven sólidas y generan la impresión, tanto en México y el mundo, de que no será un tema preocupante en el corto plazo, pero al mismo tiempo, hay una preocupación alrededor de Pemex que se expresa en su calificación y hace pensar en una empresa tan sistémica, global y su funcionamiento en el futuro.
Se habla mucho de la relocalización de las cadenas de valor, pero también se identifican algunos rezagos que, de irse cerrando, nos permitirían sacarle más provecho. Una pregunta interesante es cómo se van a ir cerrando esas brechas, cuántas de ellas se cerrarán por la vía del balance público y cuánto lo hará por la vía de la movilización de capital privado.
Si como país articulamos de dónde viene el seguimiento, cómo se cierran las brechas y cómo se va a redefinir una empresa que es clave en un sector relevante, se darán muchas oportunidades en temas estructurales.