Se decidió tomar el 13 de enero como el Día mundial de la lucha contra la depresión porque uno de los meses en los que más encontramos este tipo de diagnóstico es precisamente el mes de enero. La depresión es una enfermedad que afecta a 300 millones de personas en el mundo y es una de las principales causas de discapacidad.
Es muy importante que tomemos en cuenta estos temas de salud mental. La depresión es un trastorno del estado de ánimo, es decir, nuestras emociones, y cómo éstas van fluctuando. Podemos tener días muy buenos en los que estamos mucho más contentos y otros en los que no tanto, ya sea por la presión del trabajo o alguna otra razón, y es cuando el estado de ánimo baja.
Si estamos en un estado estresante nos ponemos en un estado de alerta, pero no sentirnos contentos puede ser signo de depresión, igual que no disfrutar de las cosas que antes sí. A partir de la pandemia esta enfermedad se incrementó de forma abismal, aumentando un 30%; es decir, de cada 10 personas que vivieron la pandemia, 3 entraron en un estado depresivo. Esto afectó más a los jóvenes de entre los 20 y 24 años en ciudades grandes.
De cada tres personas que tienen depresión, dos son mujeres. Las mujeres tienen permitido socialmente mostrar nuestras emociones, por lo que es más difícil que los hombres asuman que tienen depresión. La depresión se tiene que considerar a partir de dos semanas de sentirse casi todo el día deprimido, todos los días.
El primer síntoma es el estado de ánimo deprimido, es decir, bajo, sin energías o ganas de hacer cosas. También puede haber irritabilidad, llanto, sentimientos de vacío, falta de energía notable, comer más o comer menos, dormir más o dormir menos, sentimientos de inutilidad y culpa, falta de concentración, y los pensamientos de muerte, que es uno de los síntomas más graves.
Hay muchas causas de la depresión. Hay afectaciones médicas que generan que el sistema nervioso se deprima; también hay afectaciones psiquiátricas por los cambios químicos del cerebro, y otras afectaciones emocionales. No se trata de estar en estado de euforia todo el tiempo, sino de tener una estabilidad; tener momentos difíciles, pero aun así sentirse bien.