¿En qué situación se encontraba tu empresa cuando decidiste estudiar el AD-2?
Divido mi trayectoria profesional en dos partes: antes y después del AD-2. Para mí, fue un parteaguas. La empresa había crecido mucho y estaba en un muy buen momento, pero sentía que me faltaban herramientas para poder dirigir adecuadamente la organización.
Desde muy joven, tuve la inquietud de entrar al IPADE. Lamentablemente, por una u otra razón, no se me dio la oportunidad. Cuando me estaba yendo muy bien en la agencia, vi que tenía la oportunidad de tomar el AD-2 y dije: “Es el momento”. La verdad, lo que vine a aprender aquí fue esencial en mi vida profesional.
Las herramientas con las que salí de aquí fueron completamente diferentes a lo que pensaba que debía hacer. Fue muy enriquecedor en todos los sentidos, tanto que propicié que gente de mi equipo tuvieran acceso a cursos y capacitación. De esta manera, tuvimos un entendimiento mutuo y nos comprendimos mejor.
La trayectoria de mi vida y la trayectoria de la empresa me hicieron darme cuenta cabalmente de lo que significa el factor humano. Una agencia de publicidad es factor humano. La tecnología es una gran contribución, pero siempre detrás de esa tecnología está la gente.
Cuando esa gente, con todo su bagaje de conocimientos, talento y creatividad, trabaja de forma coordinada y sincronizada, se logran cosas importantes. No lo logras tú solo, lo logra la empresa, lo logra la organización. El factor humano es la parte vital de una agencia.