Si realizas una consulta en Google sobre liderazgo, seguro encontrarás hojas y hojas de información. En cambio, sobre física cuántica hay menos información, ya que una habla de algo objetivo y medible, mientras que la otra prácticamente aborda una dimensión que cada uno de nosotros tiene como individuo en términos de liderazgo. Podría parecer que liderazgo es mandar a alguien y que otro obedezca; esa noción de liderazgo podríamos decir que tiene siglos de retraso, aunque parece vigente.
Hoy en día hay dos maneras de ejercer liderazgo: una es suprimir y la otra es inspirar. Suprimir quiere decir: “quiero que hagas exactamente lo que yo te diga porque solo así me aseguro de evitar sorpresas y que las cosas salgan como yo quiero”. Si inspiras, te estás anclando fundamentalmente en la libertad del otro para decir: “te hago caso porque me da la gana”, y ese “me da la gana” quiere decir: “porque sé que lo que me estás proponiendo lo he razonado, lo he meditado en mi corazón y creo que es algo bueno para sacar adelante”.
Por lo tanto, cuando hablamos de liderazgo, hay distintos enfoques. Hay un liderazgo muy hablado prácticamente desde los 60 hasta la fecha, que es el llamado liderazgo situacional. Esto quiere decir que, de acuerdo a la situación, puede ser mucho más duro, mucho más rígido o mucho más suave. El problema del liderazgo situacional es que se nos olvida que no tenemos la capacidad de cambiar de acuerdo a las situaciones.
Hay otra manera de ser líder que hoy en día es tremendamente relevante, llamada liderazgo transformador. El liderazgo transformador está en la gente a la cual servimos como líderes y a quienes procuramos ayudar e inspirar para que sean la mejor versión que pueden ser.