En el caso de Elizabeth Holmes nos pareció adecuado abordar un tema crucial para la sustentabilidad: los escándalos, cada vez más frecuentes, relacionados con conductas éticas y fraudulentas en informes empresariales. A menudo, se tiende a señalar a un único culpable, pero la pregunta real es si estas conductas se deben a un individuo o ecosistema.
Muchas veces nos planteamos en el tema de sustentabilidad, el entorno político, el entorno ecológico y el entorno social, son aspectos que las empresas también deben considerar para impactar de manera positiva. Sin embargo, no existe una obligación específica para que las empresas o sus directores abordan estos aspectos de manera integral. A pesar de las regulaciones internacionales, es común encontrar conductas negativas en el ámbito empresarial.
En este contexto, surge una propuesta interesante de un estudio reciente realizado por un profesor Max Bazerman de Harvard Business School en su estudio “ Complicit” invita a reflexionar sobre la sostenibilidad del entorno empresarial en un sentido amplio. Más allá de señalar a personajes icónicos en casos negativos, debemos considerar el ecosistema en el que intervienen diversos actores.
El estudio propone siete perfiles que pueden ser cómplices de conductas negativas dentro de las empresas. El primer perfil es el de los “socios verdaderos”, aquellos que conscientemente participan en acciones negativas.
En el segundo perfil, los “apoyadores”, quienes no son conscientes de las acciones incorrectas pero facilitan su perpetuación al no cuestionarlas o investigar más a fondo.
Un tercer perfil es el de los “cómplices inconscientes”, el nombre del perfil es bastante elocuente sobre quiénes estarían ahí: los inconscientes. Aquellos que precisamente terminan implicados, facilitando o acompañando este tipo de acciones negativas por falta de conciencia. La falta de conciencia no necesariamente termina siendo una excusa para actuar o para facilitar una acción negativa.
El cuarto perfil sería el de los “beneficiarios indirectos”. Estos apoyan y son cómplices al darse cuenta de que, detrás de una acción negativa, pueden obtener beneficios para sí mismos o para personas de su interés.
El quinto perfil, los “seguidores de órdenes“, quienes cumplen instrucciones sin cuestionar si están mal o no. En Theranos vemos el laboratorio, vemos a muchas personas, desde negociadores hasta personal de ventas, que participan en proyectos sin sustento.
El sexto perfil sería el de los “testigos pasivos”. Son aquellos que se dan cuenta de acciones negativas, pero no denuncian ni se oponen activamente. Seguramente te ha pasado a ti también.
El séptimo perfil es el de los “beneficiarios sistémicos”, y es que muchas veces terminamos siendo cómplices por todo un sistema cultural o industrial. Por ejemplo, la propuesta de veteranos sería para desafiar. Finalmente, terminamos siendo beneficiarios sistémicos porque donde Elizabeth Holmes se hubiera convertido en la próxima Steve Jobs, también nos hubiéramos sumado a esta leyenda de los unicornios y de las mujeres y hombres que se hacen a sí mismos de la noche a la mañana en estos casos.